El Refugio de Vida Silvestre La Danta

El Refugio de Vida Silvestre La Danta representa hoy uno de los espacios naturales más relevantes en Honduras, tanto por su extensión como por el valor ecológico y cultural que alberga. Situado entre los municipios de Olanchito (departamento de Yoro) y Jutiapa (departamento de Atlántida), este refugio se ha consolidado como una pieza clave del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SINAPH), en proceso de declaratoria formal por parte del Instituto de Conservación Forestal (ICF)

 

La Danta, abarca un área de 24,227 hectáreas de bosques vírgenes, microcuencas, fauna y flora endémica, es un verdadero santuario para especies amenazadas como el tapir de Baird (La Danta), jaguares, pumas u ocelotes, y a la vez constituye una fuente vital de agua para más de 100,000 personas

Ubicación geográfica y delimitación

La ubicación del refugio, entre dos municipios claves —Olanchito y Jutiapa— define su importancia ecológica y social. Estas zonas en la Cordillera Nombre de Dios unen dos departamentos del norte del país, y en ellas convergen ecosistemas boscosos clave para la provisión de agua y la diversidad biológica.

La Danta

 

La delimitación actual comprende entre 23,000 y 24,227 hectáreas, según distintas fuentes; cifras oficiales actualizadas sugieren aproximadamente 24 227 ha protegidas. Este territorio incluye bosques latifoliados, bosques de pino, zonas mixtas y áreas secas, lo que favorece una riqueza de ecosistemas internos.

Además, casi la mitad (48 %) del área está formada por microcuencas esenciales para la regulación hídrica: suministro, retención y recarga para comunidades cercanas. Así, La Danta cumple funciones tanto ecológicas como sociales, al garantizar el agua a más de cien mil habitantes.

Finalmente, la zona ha sido sometida a un proceso formal de declaración mediante el Acuerdo 019‑2024 del ICF, con publicaciones en La Gaceta y plazos legales para presentar reclamos. Si no se presentan objeciones válidas, la declaratoria se formalizará según la legislación forestal y de áreas protegidas del país.

Biodiversidad y especies emblemáticas

Una de las razones más poderosas para proteger La Danta es su extraordinaria biodiversidad. Se han identificado cinco especies de felinos en peligro dentro del refugio: jaguar, puma, jaguarundi, ocelote y otros felinos menores. Estos felinos utilizan el área como corredor ecológico y algunos, como el jaguar (Balam), han sido registrados por cámaras trampa durante más de diez años, lo cual confirma una población estable y una coexistencia con las comunidades locales.

La presencia de la Danta (Tapirus bairdii), especie que da nombre al refugio, es otro logro de conservación: crecida actualmente su población después de pasar años sin registro en la zona. Se trata de un tapir en peligro crítico que juega un rol fundamental en la dispersión de semillas en los bosques, manteniendo la regeneración natural de muchas especies de plantas endémicas (@“jardineros del bosque”).

El refugio también alberga una gran variedad de anfibios, reptiles y aves —algunos endémicos de Honduras— y cerca del 59 % de los mamíferos presentes se encuentran en alguna categoría de amenaza, según la Lista Roja Nacional e incluso la global de la UICN. Esto convierte a La Danta en un refugio prioritario de conservación a nivel nacional e internacional.

Además, estudios preliminares han identificado microhábitats únicos que favorecen especies vegetales endémicas y endangeradas, lo cual refuerza su importancia como reserva genética para especies vulnerables que requieren ambientes prístinos para sobrevivir.

Servicios ecosistémicos y provisión de agua

Las funciones ecosistémicas de La Danta van más allá de la conservación de fauna y flora: son vitales para las comunidades humanas vecinas. Casi la mitad del territorio corresponde a microcuencas que abastecen agua potable, agrícola e industrial a más de 121 poblaciones, con un total estimado de beneficiarios que supera los cien mil habitantes.

Además, los bosques mixtos, húmedos y secos desempeñan roles clave en la regulación del ciclo hidrológico: almacenamiento de agua, filtración, mitigación de inundaciones y regulación climática local mediante captura de carbono. Estos ecosistemas ofrecen también estabilidad para actividades agroforestales sostenibles promovidas por proyectos como Agrobosques en la zona del refugio.

La protección de estas áreas evita la erosión, protege los suelos, mejora la calidad del agua y conserva los ciclos hidrológicos de manera natural. También actúa como barrera contra la expansión agrícola y la deforestación, al servir como corredor biológico estratégico entre bosques más grandes del país.

Finalmente, preservar los servicios ecosistémicos de La Danta contribuye al bienestar económico y social de las comunidades locales, dado que un ambiente saludable sostiene la agricultura, la apicultura, la pesca y otros medios de vida rurales.

Declaratoria oficial y participación comunitaria

El Instituto de Conservación Forestal (ICF) ha publicado avisos formales —segundo y tercer aviso— como parte del proceso legal de declaratoria del refugio como área protegida bajo el Acuerdo 019‑2024. Durante ese lapso, las personas con derechos sobre inmuebles dentro del área pueden presentar reclamos por escrito ante la oficina regional, basados en criterios ecológicos, económicos o sociales. Si no se presentan objeciones válidas, el refugio será oficialmente incorporado al SINAPH.

La comunidad indígena Tolupán, presente dentro del territorio —particularmente en Agalteca y Sabanetas— también está siendo integrada al proceso a través de mecanismos de consulta y planes de manejo participativo. Se busca garantizar que sus derechos culturales y tradiciones, como el uso ancestral de especies vegetales para alimento (teosinte, por ejemplo), sean reconocidos y respetados bajo la normativa oficial.

Adicionalmente, organizaciones como Panthera, Re:wild y SERSO están colaborando con el ICF y las autoridades municipales para fortalecer capacidades locales, impulsar monitoreos científicos (por ejemplo, cámaras trampa) y promover proyectos de educación ambiental en las comunidades periféricas.

Este enfoque de convivencia —entre conservación, derechos colectivos y desarrollo local— apunta a una gobernanza sostenible del refugio en el largo plazo, donde los habitantes se convierten en guardianes activos del bosque.

Retos y perspectivas futuras

A pesar de los avances, La Danta enfrenta desafíos múltiples. La deforestación, la conversión agrícola ilegal, el cambio climático y la caza furtiva son amenazas reales que pueden poner en riesgo tanto la biodiversidad como los servicios ecosistémicos que brinda. Por ello, la zona requiere monitoreo constante, implementación efectiva del plan de manejo y fortalecimiento institucional.

El proceso de implementación legal y técnica posterior a la declaratoria demandará recursos para vigilancia, señalización de límites, infraestructura sostenible y programas de educación ambiental. Es clave asegurar que los protocolos de protección se traduzcan en acciones concretas en terreno.

Por otro lado, la reaparición del tapir y la confirmación de poblaciones estables de jaguar representan una oportunidad única para desarrollar ecoturismo científico y comunitario. Si se planifica correctamente, el refugio podría convertirse en un modelo regional que vincule conservación con oportunidades económicas sostenibles.

Finalmente, a nivel nacional e internacional, La Danta puede convertirse en un caso de éxito para reforzar la red de áreas protegidas en Honduras, apoyando metas de conservación de la UICN y los compromisos de biodiversidad global. Su integración al SINAPH fortalecerá la red ecológica del país, promoviendo conectividad entre bosques y corredores biológicos.

Conclusión

El Refugio de Vida Silvestre La Danta es más que un pedazo de tierra cubierta de bosque: es un icono de esperanza para la biodiversidad hondureña, un proveedor de agua vital para decenas de miles de personas y un símbolo de colaboración entre comunidades, ciencia y Estado. Su próxima declaración como área protegida formal fortalecerá la protección legal de este tesoro natural.

Preservar La Danta es también preservar un legado cultural, ya que en su territorio viven comunidades indígenas que mantienen prácticas ancestrales y conocen íntimamente el bosque que todos hoy buscamos proteger. La Danta es un refugio de vida en mayúsculas, y su conservación representa un compromiso con un futuro sostenible en Honduras.

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Kilo tapias peralta Escobar

Soy el fundador de Corporación KRONOZ, divulgador de ciencia, amante de la naturaleza, y fiel creyente del error y superación del ser humano, “El tiempo es solo una mera ilusión, el pasado, el presente y el futuro, existen simultáneamente, como parte de un rompecabezas, sin principio ni final”.

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