Celaque, la montaña que nos lleva al punto más alto de Honduras
Celaque, también conocida como Cerro Las Minas o Pico Celaque, es la cima más elevada de Honduras y el corazón del Parque Nacional Montaña de Celaque. Con una altitud de entre 2 849 y aproximadamente 2 870 metros sobre el nivel del mar, este macizo montañoso se destaca por su impresionante biodiversidad, su patrimonio cultural y su papel vital como fuente hídrica para cientos de comunidades.
Indice de Contenido
Introducción
Ubicado en el occidente del país, ocupado por los departamentos de Lempira, Copán y Ocotepeque, Celaque es más que una elevación; es un ecosistema de bosque nuboso único en Honduras, con pendientes abruptas, microcuencas, flora y fauna endémicas, y un legado ancestral lenca que le da su nombre etimológico: "caja de aguas".
La presencia de nueve ríos que nacen en sus alturas abastece de agua potable y riego a cerca de 120 aldeas, incluidas poblaciones como Gracias, lo que convierte esta montaña en un sistema hídrico estratégico para la región y en un reservorio natural indispensable.
Geografía y geología del macizo Celaque
La montaña Celaque forma parte de la Cordillera del Sur de Honduras, extendiéndose entre los departamentos de Ocotepeque, Copán y Lempira. Su relieve es agreste, con pendientes pronunciadas de más del 60 % en dos tercios de su superficie.
En su cima pron bli. se encuentra Cerro Las Minas, también llamado Pico Celaque, con elevaciones diversas según las fuentes: cartografías locales lo sitúan en 2 849 m, mientras que datos de satélite (SRTM) estiman hasta 2 870 m. La planicie de la meseta superior está rodeada por siete cumbres que dan forma a una especie de corona natural.
Desde lo alto, en días despejados, se puede contemplar el mar de nubes, otros picos hondureños e incluso volcanes limítrofes en El Salvador, en una panorámica que supera los límites del verde montañoso.
La orogenia de esta región revela una historia geológica compleja, con formaciones montañosas dominadas por rocas metamórficas y sedimentarias, que han sido moldeadas por sucesiva erosión y actividad tectónica para conformar escarpados valles, riscos y mesetas.
Historia y creación del parque nacional
Durante las décadas de 1970 y 1980, Celaque fue objeto de intensas actividades de explotación forestal, lo que generó deforestación, pérdida de biodiversidad y amenaza para las cuencas que abastecían a las comunidades cercanas.
Ante esta realidad, comunidades locales, especialmente en La Campa y Gracias, organizaron movimientos vecinales para exigir la protección del territorio. Esto condujo a la Declaratoria Oficial de Parque Nacional Montaña de Celaque, mediante la Ley Nº 87‑87 firmada el 5 de agosto de 1987 por el Congreso Nacional de Honduras.
El parque originalmente protegía unos 266 km², con zonas núcleo y de amortiguamiento definidas. Además, en 2015 fue incorporado como Reserva de Biosfera Cacique Lempira—Señor de las Montañas, ampliando su estatus internacional y reconocimiento por su valor ecológico y cultural.
La gestión del parque ha enfrentado tensiones entre la conservación y las prácticas agrícolas y de extracción locales. A pesar de las protecciones formales, la tala ilegal, expansión del café y actividades domésticas continúan amenazando las zonas sensibles.
Biodiversidad: flora y fauna endémica
Flora
El bosque nuboso de Celaque alberga una increíble diversidad vegetal: más de 1 200 especies de plantas han sido registradas, incluidas 17 especies endémicas de Honduras, con tres exclusivas del parque (como Miconia celaquensis y Rondeletia evansii). También hay helechos, musgos, bromelias y una de las mayores colecciones de orquídeas del país, con al menos 181 especies en la zona.
El bosque presenta distintos tipos ecológicos según la altura: bosques mixtos de pino‑encino, bosques latifoliados montanos y coníferas de altura. Se encuentran seis de las siete especies de pino registradas en Honduras, incluyendo Pinus tecunumanii y P. maximinoi, distribuidas por encima de los 1 800 msnm.
En las zonas bajas predominan especies adaptadas a humedad intermedia, mientras que en las mesetas superiores el microclima fresco y húmedo favorece la presencia de especies especiales asociadas al brezal y las epífitas.
Cabe mencionar que comunidades lencas locales tradicionalmente recolectaron hongos silvestres comestibles (como "Juanillas", "Canturinas" y "Chequecas"), lo cual forma parte de la cultura local, aunque con creciente presión sobre los hábitats naturales.
Fauna
Como hábitat de apex predators hondureños, Celaque alberga puma, ocelote y tigrillo (jaguarundi), lo que denota su valor para la conservación continental de felinos.
Entre los anfibios, destaca la salamandra endémica Bolitoglossa celaque, que habita entre los 1 900 y 2 620 msnm, actualmente clasificada como especie en peligro crítico debido a la fragmentación de su hábitat.
Hay también dos especies únicas de anfibios (Leptodactylus silvanimbus y Craugastor anciano), dos musarañas endémicas, y una especial de escarabajo (Chrysina pastori). Además, se han registrado 287 especies de aves, incluyendo el resplandeciente quetzal, guan alta y diversas aves carpinteras y colibríes.Wikipedia
La gran diversidad de insectos, reptiles y mamíferos (más de 67 mamíferos terrestres y 50 especies de reptiles) hace de Celaque un lugar de gran interés científico y ecológico, clave para estudios en conservación.
Recursos hídricos e importancia para las comunidades
Celaque es conocido como una verdadera “caja de aguas”: su nombre proviene del idioma lenca y refleja su condición de gran acuífero natural que alimenta múltiples microcuencas.
Dentro del parque nacen al menos nueve ríos principales —como el Arcagual, Blanco, Cospa, Aruco, Mocal, entre otros— que distribuyen agua hacia el norte y el sur de la montaña. Estas corrientes abastecen de agua potable y riego a más de 120 comunidades, incluyendo la ciudad de Gracias.
En zonas altas, la precipitación promedio anual alcanza los 2 400 mm, mientras que en altitudes menores llega a unos 1 600 mm. Este régimen pluviométrico mantiene flujos constantes y ecosistemas bien hidratados.
El sistema hídrico es esencial no solo para consumo humano, sino también para la agricultura local (especialmente caficultura), energía, y provisión de servicios ecosistémicos. Su protección es necesaria para la sostenibilidad hídrica regional.
Ecoturismo y senderismo en el Pico Celaque
El acceso al parque inicia desde pueblos como Gracias, Belén Gualcho y La Campa, donde existen caminos pavimentados y el centro de visitantes sirve de punto de partida. El costo de entrada para extranjeros ronda 120 lempiras, y el camping, si se desea pernoctar, unos 100 lempiras adicionales.
El parque ofrece más de 30 km de senderos, incluyendo rutas como La Ventana, Liquidámbar, El Gallo, Mirador de la Cascada y Camino al Cielo. El ascenso al Cerro Las Minas es una de las experiencias más exigentes: son aproximadamente 12 km de ruta, 1 800‑1 900 m de desnivel acumulado, lo que demanda buena condición física y planificación.
Muchos senderistas optan por hacer el ascenso en un solo día (~10 h), mientras otros prefieren pernoctar en campamentos básicos para disfrutar con calma del entorno. Las vistas desde la cima incluyen un espectacular mar de nubes, vistas lejanas del valle de Gracias y el bosque nuboso circundante.
La infraestructura del parque ha mejorado recientemente: senderos señalizados, nuevo centro de visitantes, baños y zonas de picnic. Sin embargo, no hay señal de datos móviles dentro del área y no hay acceso Wi‑Fi, lo que agrega un sentido de desconexión con la modernidad.
Retos de conservación y futuro del parque
A pesar de su estatus de Parque Nacional y Reserva de Biosfera, Celaque enfrenta serios desafíos de conservación. La deforestación en la zona núcleo y de amortiguamiento avanza debido a agricultura, tala para leña y expansión cafetalera.
Comunidades en caseríos como Chimís, Malcincales y El Cedro se han expandido hacia áreas protegidas, fragmentando el bosque y dañando hábitats críticos, incluso para especies amenazadas como el quetzal y la salamandra endémica.
La falta de una supervisión estatal efectiva y recursos limitados para enforcement ambiental debilita las normas de protección, mientras la demanda de tierras para cultivo y pastoreo presiona las zonas más sensibles.
Para el futuro, es crucial fortalecer alianzas entre actores locales, ONGs internacionales, universidades y el gobierno, que impulsen programas de turismo sostenible, educación ambiental, restauración forestal y monitoreo de biodiversidad.
Conclusión
Celaque no es solo la montaña más alta de Honduras, sino un símbolo vivo del valor de la naturaleza, el agua y la diversidad biológica. Desde su cuenca de ríos que nutren comunidades hasta sus bosques que albergan especies únicas, representa un patrimonio ecológico y cultural invaluable.
El reto de conservarla exige equilibrio entre desarrollo humano y protección ambiental, pues el futuro del macizo está ligado al bienestar de quienes todavía dependen de sus aguas y bosques. Solo con planes de manejo integrales, participación comunitaria y turismo responsable, será posible preservar esa majestuosa “caja de aguas” lenca.