Iglesia de Santa María de los Dolores (Tegucigalpa)

La construcción de la iglesia de Los Dolores en Tegucigalpa tuvo sus inicios en el mismo sitio donde los frailes misioneros erigieron una ermita en 1578. Bajo la dirección del presbítero Juan Francisco Márquez, se iniciaron los trabajos en 1732. El arquitecto a cargo de esta monumental tarea fue Juan Nepomuceno Cacho, y la finalización de la obra, que demandó aproximadamente 80 años, ocurrió alrededor del año 1812.

 
 

Descripción del templo

La iglesia, de confesión católica, exhibe un espléndido diseño barroco americano, caracterizado por dos imponentes torres campanarios y una cúpula que se destaca majestuosamente sobre la nave principal. La fachada ostenta tres círculos, cada uno meticulosamente esculpido con el sagrado corazón de Jesús en el centro, flanqueado por clavos, escaleras, madera, látigos y lanzas, símbolos que evocan la crucifixión y agonía de Jesucristo a manos de los romanos. Estos círculos están separados por columnas romanas adornadas con enredaderas ascendentes.

Iglesia Santa Maria Dolores

 

Justo debajo de estos elementos, se encuentra un rosetón de forma peculiar con contornos y vidrieras, acompañado a sus lados por esculturas de santos. Más abajo, se despliega un arco monumental que enmarca las puertas principales, compuestas por dos hojas batientes, flanqueadas a su vez por imágenes esculpidas. El conjunto crea una impresionante obra arquitectónica.

En el interior de la iglesia, se aprecian notables obras de pintura, escultura y orfebrería. Los retablos, elaborados en talla y cubiertos con un dorado estilo barroco salomónico, resplandecen en su esplendor. Algunas de las obras, tanto pinturas como retablos, son atribuidas al hábil ensamblador Blas de Mesa.

Leyenda

El narrador hondureño Jorge Montenegro, en su obra "Cuentos y Leyendas de Honduras", relata la fascinante historia de los sacerdotes redentoristas españoles que, por temor a sus feligreses, decidieron ocultar tesoros de oro y plata, así como relicarios y otros objetos valiosos, dentro de los túneles que conectan la actual Iglesia con la Catedral de San Miguel. Durante una serie de mejoras en la estructura, varios albañiles descubrieron estos túneles, pero al explorarlos, se toparon únicamente con humedad y un aire escaso y poco respirable.

Es interesante señalar que estos túneles ya habían sido mencionados en un artículo anterior publicado en el diario La Época. Sin embargo, en ese momento, no se le dio mucha importancia a la información. Posteriormente, a través de estudios adicionales, se ha llegado a conocer que la ciudad de Tegucigalpa se encuentra en una región minera, lo que podría explicar la existencia de estos túneles.

Antecedentes históricos

El primer templo católico establecido en Real de Minas de Tegucigalpa fue la ermita de los nativos, erigida de manera sencilla alrededor de 1579. Nos referimos a la iglesia de Los Dolores, construida por los misioneros franciscanos.

Historiadores y cronistas de la ciudad coinciden en que los primeros colonos españoles en el Real de Minas se establecieron en la zona central de la ciudad, ahora conocida como la Plaza Los Dolores. Allí, construyeron sus hogares y erigieron un edificio para llevar a cabo los oficios religiosos.

Esta pequeña iglesia, destinada a la evangelización de los indígenas del Real de Minas, no solo cumplió la función de cristianizar a los nativos, sino que también desempeñó un papel crucial en la enseñanza de la lengua y la escritura castellana por parte de los sacerdotes a ciertos indígenas. El propósito era establecer una comunicación efectiva y permitir que estos nativos llevaran el mensaje cristiano al resto de su comunidad.

Aunque no se dispone de información clara sobre las características de la construcción, se presume que la primera iglesia de Los Dolores pudo haber sido construida con materiales modestos como madera, barro y techos de palma, comunes en las primeras iglesias de la América española.

En 1732, casi dos siglos después de su construcción inicial, el sacerdote hondureño Juan Francisco Márquez emprendió la reconstrucción del templo, transformándolo en un magnífico edificio en la misma plaza destinada a los asuntos religiosos y espirituales de los mineros.

Este proceso de cristianización ha sido explorado en la novela histórica latinoamericana. Autores destacados como Octavio Paz, Alejo Carpentier o Mario Vargas Llosa han explicado cómo la Iglesia desempeñó un papel crucial en el control de los nativos americanos, ejerciendo un encantamiento espiritual que, a lo largo del tiempo, se convirtió en la única fe de los americanos.

A diferencia de otras iglesias construidas posteriormente en el Real de Minas, la fachada de Los Dolores fue adornada con relieves de la Virgen Dolorosa, Serafines y tres medallones en la parte superior, destacando el central que representa el corazón de María atravesado por la daga del dolor. Bajo un techo de dos aguas original, dos hermosas campanas añadían elegancia al templo que se erigía en la plaza.

En 1781, la iglesia fue elevada a parroquia, y en 1815, gracias al laborioso trabajo de los pardos residentes en la zona, se completaron las obras de construcción. Por estas razones, se dice que Los Dolores es una iglesia de indios, negros y pardos.

Mas Artículos Relacionados

¿Te ha gustado Nuestro artículo?, por favor compartelo en tus redes sociales

kilo tapias peralta escobar fundador

Kilo tapias peralta Escobar

Soy el fundador de Corporación KRONOZ, divulgador de ciencia, amante de la naturaleza, y fiel creyente del error y superación del ser humano, “El tiempo es solo una mera ilusión, el pasado, el presente y el futuro, existen simultáneamente, como parte de un rompecabezas, sin principio ni final”.

#kilotapias #EspacioHonduras #CorporaciónKronoz

facebook

instagram

linkedin

pinterest

twitter

youtube